El “Boto Campero” se
elabora a partir de piel de ternera engrasada cuyo grosor no exceda
de 1,5 mm.
La fabricación del boto comienza seccionando las piezas del
corte de la piel de ternera, piel que no ha de sobrepasar, en su
presentación, los 20 pies de extensión (1 pie = 28 cm.) Se cortan
tanto las palas delanteras como las traseras.
El siguiente paso radica en la técnica
del “moldeado”, que consiste en dar con el patrón a las
piezas cortadas la forma de las tablas de moldear, utilizando para
ello unas tenacillas de moldear, una pata cabra y puntas de 2 cm.,
introduciendo el cuero en un cubo de agua caliente, a 50ºC. Cuando
el cuero obtenga una textura mollar y moldeable será clavado a las
tablas y se le dejará secar el tiempo suficiente como para que
quede en la pieza la forma moldeada.
Una vez secado el cuero las piezas
serán cortadas a la medida definitiva a la que vayan a corresponder
las botas. Cuando se haya hecho esto con las piezas delantera y
trasera el siguiente paso será guarnecer el corte, lo que consiste
en poner los forros y los vivos, que serán siempre de piel de
cabra, y coser las tiras y el forro de los contrafuertes. Este
proceso resulta laborioso, constituyendo un oficio en sí mismo, el
de “Aparador de Cortes”.
A partir de este punto entra en juego la labor del zapatero
en sí: una vez preparado el corte, los botos habrán de ser
montados en las hormas, que no son sino moldes de madera con la
forma de un pie humano, en las cuales se habrán puesto
anteriormente las palmillas y contrafuertes, que serán de suela, o
lo que es lo mismo, de una piel especial de 5 mm. de espesor.
Es el momento para la técnica del “Empalmillado”,
que consiste en unir el corte, la palmilla y la vira con un cosido
de cabo de cáñamo previamente untado en pez y cera virgen, valiéndose
de una lesna curva y dos agujas, curvas también. Es un
procedimiento harto difícil de realizar; tanto es así que sólo un
verdadero experto puede llevarlo a cabo. En ARTESANÍA DEL
CALZADO lo venimos haciendo así desde el año 1830, perpetuando de padres a hijos la tradición del cosido mejor y
más seguro que existe en la zapatería artesanal.
Seguidamente se empleará la técnica
del “Punteado”, que estriba en poner a las botas ya
empalmilladas el piso de suela, con un grosor de 5 mm., abriendo
alrededor del piso un hendido de 1 cm. de anchura y
2 mm. de profundidad. En este hendido se realizará un cosido
con un cabo de cáñamo impregnado en pez para conseguir así que la
puntada sea impermeable. Este proceso se efectúa con una lezna y
dos agujas rectas. Una vez cosido el hendido será cerrado.
Posteriormente se levantarán los
tacones tapa a tapa, utilizando la misma piel de suela, hasta una
altura de 3 cm. El último proceso será el de lujado y
embellecimiento de la piel, tras el cual las botas estarán listas
para serle entregadas al cliente.
Los “Botos Camperos” de ARTESANÍA DEL CALZADO los venimos realizando siguiendo
escrupulosamente las técnicas heredadas de nuestros antepasados,
aunque siguiendo las modas y los gustos actuales, lo que indica que
nuestro taller, como lo ha hecho siempre, no cierra sus puertas a
los cambios que los tiempos traen consigo.
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